INTRODUCCIÓN

 “La experiencia del cáncer es única para cada paciente o familiar, al igual que es única la forma de vivirla y de sentirla”

Muchas son las emociones, sentimientos o reacciones que puede manifestar una persona después de superar un cáncer. Todas ellas son normales en el superviviente, pero también en sus familiares o allegados, que viven el proceso oncológico con gran intensidad y, en muchos casos, ven modificados diferentes aspectos de sus vidas.

Las repercusiones emocionales del cáncer no se producen únicamente durante el diagnóstico o los tratamientos, sino que pueden prolongarse tiempo después. En este sentido, es importante que cuentes con recursos que te faciliten la adaptación emocional tras la enfermedad y, con ello, una adecuada calidad de vida.

No todas las personas viven el cáncer de la misma manera, en circunstancias similares o con sensaciones parecidas. El objetivo de este capítulo no es determinar cómo has de sentirte, sino poner de relieve algunas manifestaciones comunes y aconsejarte ciertas estrategias para abordarlas.

La experiencia del cáncer es única para cada paciente, familiar o allegado, al igual que es única la forma de vivirla y de sentirla. Sin embargo, como paciente oncológico o como allegado podrás experimentar ciertas reacciones, sensaciones y emociones comunes cuando retomes tu vida, una vez superadas las diferentes etapas de la enfermedad. Es importante destacar que estas manifestaciones no constituyen en sí mismas signos de ningún trastorno psicológico y que, aunque son normales y frecuentes entre las personas que han superado una enfermedad, no todos los afectados las experimentan ni aparecen con la misma intensidad.

Un punto de inflexión

La adaptación emocional de los pacientes y sus allegados tras el cáncer puede depender de diversos factores, como las dificultades emocionales previas a la enfermedad, ciertos aspectos médicos, la edad, la situación económica o el apoyo social que reciban. El impacto que supone la experiencia del cáncer no siempre es negativo. De hecho, muchas personas hablan de cierto crecimiento personal una vez que lo han superado.

Los pensamientos y la interpretación que haces de las circunstancias que te rodean −componente cognitivo− tienen un claro efecto en tus emociones: podrás sentir ira, ansiedad, tristeza… A su vez, estas emociones influyen en tu conducta y hacen que te muestres irritable, que te aísles o te bloquees −componente motor−. También afectan a tu estado físico, aumentando la sensación de dolor o el malestar −componente fisiológico−. Por ello, es aconsejable tener en cuenta esta influencia mutua de los tres componentes de las emociones −cognitivo, fisiológico y motor− para abordarlos de manera conjunta.

La ayuda de un psicooncólogo

La rehabilitación psicológica tras superar el cáncer es tan importante como la física, ya que es precisamente el equilibrio emocional el que te permitirá adaptarte mejor a tu nueva vida y disfrutar de las metas alcanzadas y los objetivos logrados. En el caso de que el malestar perdure o su intensidad sea elevada, puedes recurrir al apoyo y al asesoramiento de un profesional de la psicooncología, en ocasiones de modo puntual y, en otros casos, en forma de sesiones programadas tanto de forma individual como grupal.

Las preocupaciones intensas sobre la enfermedad, el temor a la recaída, la sensación de vulnerabilidad, la incertidumbre respecto al futuro, la sensación de falta control, las dificultades de reintegración social, la ansiedad o la depresión son algunas complicaciones psicológicas frecuentes en personas que han superado un proceso oncológico. Un profesional de la psicooncología aborda estas emociones desde un enfoque práctico y cercano, con el fin de ayudar al superviviente, a sus familiares o allegados, a manejarlas adecuadamente.

Sobrevivir a un proceso oncológico implica un esfuerzo tanto del propio paciente como de sus allegados, que han de convivir con los cambios personales que tienen lugar tras la enfermedad y que pueden ser más o menos permanentes o relevantes. A menudo estos cambios se hacen más notables con la vuelta a la cotidianidad, ya que este es el momento en el que comienzan a ser patentes las dificultades y diferencias entre el antes y el después del cáncer. Las estrategias de los profesionales de la psicooncología se dirigen a mejorar la calidad de vida, favorecer la autonomía y aumentar la sensación de control del superviviente sobre su propia vida. La terapia hará hincapié en los conceptos de continuidad vital y reanudación de proyectos. No olvides que puedes salir reforzado de este proceso de adaptación.

Algunos objetivos de la terapia psicooncológica son:

 

  • Aprender a identificar los temores, así como los aspectos que causan preocupación, y ofrecer estrategias para la regulación emocional.
  • Facilitar estrategias para la solución de problemas.
  • Favorecer la adaptación a los cambios −imagen corporal, autonomía, reestructuraciones laborales o familiares…−, fomentar la comunicación entre los miembros de la familia y preparar al superviviente para su reincorporación a la cotidianidad.
  • Fomentar el crecimiento personal y facilitar la adopción de estilos de vida más saludables que ayuden a mantener la mejor condición física posible.

 

Es importante que tengas en cuenta que el estado de ánimo no es estático y que, a lo largo del tiempo, podrán surgir cambios más o menos difíciles de afrontar en función de las circunstancias personales.

 

 

 

TOP

CAPÍTULOS

0-Manual1-Volver-a-la-normalidad2-Atencion-medica3-aspectos-emocionales4-autocuidado-y-bienestar5-opciones-legales6-asociaciones-de-pacientes

GEPAC GEPAC GEPAC