4.1. Regresar al trabajo

Una vez que estés preparado, podrás dar el paso y retomar tu vida profesional. Este momento es muy importante para volver a la normalidad e ir superando las incertidumbres propias del fin de los tratamientos.


Tu trabajo puede ayudarte a recuperar tu esfera social y llevar a cabo hábitos de vida que te permitan ir distanciándote del día a día de la enfermedad. Volver a relacionarte de forma habitual con un grupo de personas y recuperar los proyectos y planes que tenías antes del cáncer te ayudará a superar la experiencia vivida y a afrontar el presente y futuro de una manera más objetiva y esperanzadora.


Pero la vuelta al trabajo también puede producir cierta ansiedad o incertidumbre, al no saber cómo reaccionarán los compañeros, cómo os relacionaréis y hablaréis de la enfermedad o si serás capaz de desempeñar tus funciones de la misma forma que antes.


Es importante que reflexiones sobre todas aquellas cuestiones que te preocupan e intentes buscar una posible solución o propuesta. Para ello, puedes consultar a un abogado laboral o un trabajador social y acudir a una asociación de pacientes, un sindicato o al departamento de recursos humanos de tu empresa.


Cada situación es única y diferente. En la reincorporación juega un papel importante la situación clínica o las secuelas físicas, sociales o emocionales que tengas, ya que en función de ello podrás afrontar de mejor o peor manera la rutina y las exigencias del trabajo.


Pero también tiene un rol fundamental la propia empresa para la que trabajas. Aunque siempre se desearía que el empresario o los gestores comprendieran la realidad de sus empleados y favorecieran medidas de reincorporación gradual y de adaptación al puesto de trabajo, no siempre sucede así. Con el fin de proteger tus derechos e intereses, conviene que te asesores y conozcas la legislación vigente que te ampara ante situaciones de irregularidad o discriminación laboral (consulta el capítulo 5, Opciones legales después del cáncer).


Otra de las preocupaciones está relacionada con la reacción y la manera de relacionarnos con los compañeros de trabajo. La acogida que vayas a recibir dependerá de una serie de factores, como los mitos y leyendas que existen sobre el cáncer, la experiencia del cáncer en personas cercanas al entorno laboral, la información que tengan sobre tu estado de salud, la intensidad de la relación o el contacto que hayáis mantenido durante la enfermedad.

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Cada persona reacciona de una forma diferente ante quien tiene o ha tenido cáncer, y es posible que te encuentres con personas a las que les resulte difícil entablar una conversación contigo. Aunque pueda resultarte molesto o injusto, conviene no culpabilizarlas en exceso y tratar de comprender los motivos por lo que se sienten incómodas.


Hablar del cáncer con tus compañeros o no hacerlo será decisión tuya, al igual que tú eliges lo que quieres contar a cada uno. Sin embargo, conviene tener presente que, durante el tiempo que has permanecido de baja laboral, quizá se hayan preocupado por tu estado de salud, y que la posible falta de información y seguimiento de tu proceso médico haya causado cierta incertidumbre. Algunos detalles han podido llegarles con cuentagotas, dando lugar a la difusión de rumores sobre tu situación. Por ello, hablar abiertamente de tu enfermedad permitirá aclarar conceptos erróneos y falsas informaciones que hayan circulado en tu ausencia. Además, verbalizar tu situación ayudará a normalizarla y a derribar las barreras por las cuales tus compañeros pueden no sentirse cómodos hablando del cáncer contigo.


Una vez que te hayas incorporado a la rutina, es posible que encuentres ciertas dificultades para cumplir con las responsabilidades laborales. La fatiga, los problemas de concentración, el absentismo debido a las consultas médicas, los cambios en tu estado de ánimo… pueden hacer que tu rendimiento disminuya en comparación con el de otros compañeros o, incluso, que no te veas capaz de realizar tus funciones habituales. Si bien esta situación no se da en todos los casos, has de saber que, normalmente, se trata de algo temporal y que, poco a poco, irás readaptándote al desarrollo normal de tus funciones y a la dinámica de la empresa. Valora si te conviene hablar de estas cuestiones con tu jefe para encontrar posibles soluciones, especialmente si la situación va a alargarse en el tiempo.


“A la hora de volver a trabajar tienes muchas inseguridades porque notas que ya no eres la misma y no sabes si podrás seguir el ritmo normal” Estefanía Soriano (paciente)


Estas dificultades se pueden prolongar, incluso de forma indefinida, en algunos casos concretos, debido a las limitaciones físicas como consecuencia de la enfermedad o de las intervenciones quirúrgicas. En estos casos, conviene realizar un reconocimiento médico al volver al trabajo, en el que se valoren la situación clínica y la aptitud laboral y se especifiquen las posibles limitaciones que presentas para realizar tus tareas habituales. Tras esta valoración, se considera la posibilidad de adaptar el puesto de trabajo a tu situación, a tenor de lo establecido en el artículo 25 de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, o incluso la reubicación en otro puesto de la empresa más apropiado.


Haber tenido cáncer no tiene por qué ser un problema a la hora de volver al trabajo. Muchas personas no ven alteradas sus capacidades ni sus habilidades y pueden compaginar su actividad laboral con su vida personal. Y otras, como se ha puesto de manifiesto en este libro, experimentan un crecimiento personal con repercusiones positivas en el rendimiento.


Por último, no hay que olvidar los factores ambientales del entorno laboral, es decir, todos aquellos factores presentes que pueden afectar a la seguridad y salud de los trabajadores. Tu puesto de trabajo no debe constituir un factor de riesgo de accidente o pérdida de la salud. Conviene hablar con el médico acerca de ello, ya que cada tipo de cáncer y tratamiento requiere tomar ciertas precauciones o lleva consigo unas limitaciones concretas que la empresa ha de tener en cuenta.

Algunas posibles propuestas que puedes plantear en tu empresa son:

  • Solicitar mayor flexibilidad de horarios.
  • Reducir la jornada laboral de forma temporal.
  • Readaptar el puesto de trabajo y sus funciones.
  • Reubicarte en otro puesto en la propia empresa.
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0-Manual1-Volver-a-la-normalidad2-Atencion-medica3-aspectos-emocionales4-autocuidado-y-bienestar5-opciones-legales6-asociaciones-de-pacientes

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