2.2. Dejando atrás la dinámica hospitalaria

Muchos tratamientos oncológicos requieren numerosas visitas al hospital, ya sea para llevar a cabo el seguimiento, hacer las pruebas o administrar los tratamientos. Tal vez haya habido épocas en las que visitabas el centro hospitalario varias veces a la semana, e incluso puedes haber permanecido ingresado mucho tiempo. Con la mejoría y el consecuente proceso de recuperación, estas visitas se distancian.

Quizá durante los tratamientos anhelaras que estos terminaran y encontrarte lo suficientemente bien para retomar tus actividades de ocio, laborales o personales. También es probable que pensaras en el alivio que sentirías cuando ya no tuvieras que acudir al hospital. De ahí que quizá te sorprenda que aparezcan preocupaciones y malestar cuando llega el momento de distanciarte de tu equipo sanitario, el mismo que ha sido tu fuente de seguridad durante mucho tiempo.

Sin embargo, también es común en quienes han superado una enfermedad grave sentir cierta desprotección al no contar con el seguimiento constante de los profesionales sanitarios. Por ello, en este período pueden aparecer sentimientos de desamparo, soledad, vulnerabilidad e inseguridad, que surgen de la reducción del vínculo con el equipo médico. Antes tenías a tu lado al especialista y al equipo de enfermería casi a diario para preguntarles cualquier duda, comentarles los síntomas que notabas. Ahora que puedes pasar tres o seis meses sin acudir al centro hospitalario, es posible que las mismas dudas que tenías antes te generen mayor ansiedad. En el capítulo 3, Las emociones del supervivientes encontrarás más información sobre esta y otras emociones en esta etapa. El síndrome de la espada de Damocles (del que también hablamos en el capítulo 3) cobra más fuerza cuando sientes que la amenaza de la enfermedad está siempre ahí y ya no cuentas con el equipo médico para protegerte.

“Llevé muy mal que me espaciaran las revisiones. Quería ir más veces al médico, me sentía desamparada.” Susana Heredia (paciente)

Este es uno de los procesos más importantes que te encontrarás en la vuelta a la normalidad, pero también debes tener en cuenta que tu médico y el personal de enfermería siguen siendo accesibles para consultar las dificultades que surjan en tu día a día. Pregúntales ante cualquier síntoma que no sepas identificar o si tienes dudas sobre la medicación. Manejar de nuevo todos los aspectos de tu vida también forma parte de tu proceso de recuperación.

Quizá también notes cierta ansiedad al ver que las pruebas médicas se espacian y que la analítica y la exploración son el principal método de seguimiento. Generalmente, te sentirás inseguro al no poder optar a una prueba de imagen que te demuestre que sigues libre de enfermedad. Sin embargo, has de saber que, por una parte, realizando estas pruebas con más frecuencia no obtendrías ningún beneficio clínico, ni el diagnóstico se adelantaría lo suficiente como para mejorar el pronóstico. Por otra, muchas de ellas conllevan la aplicación de contrastes o radiación: a más número de pruebas, mayor cantidad de radiación. En relación con el seguimiento médico después del cáncer, te recomendamos la lectura del epígrafe Revisiones periódicas y alta médica.

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0-Manual1-Volver-a-la-normalidad2-Atencion-medica3-aspectos-emocionales4-autocuidado-y-bienestar5-opciones-legales6-asociaciones-de-pacientes

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