1. REVISIONES PERIÓDICAS Y ALTA MÉDICA

Alta médica. Desde que comenzó el proceso oncológico, habrás deseado muchas veces oír estas palabras. Y quizá también, de una manera casi involuntaria, se te haya pasado por la cabeza que «alta médica» significa no volver al hospital y dar por terminado todo aquello que rodea al cáncer. Sin embargo, en un proceso oncológico su significado es ligeramente diferente y, en muchos casos, las revisiones se mantienen de por vida. Esto no quiere decir que no estés curado, sino que es necesario realizar revisiones médicas para garantizar el control de la enfermedad y la detección precoz y tratamiento de posibles secuelas.

Actualmente, en el abordaje del cáncer los especialistas combinan diversos tratamientos, como la cirugía, la radioterapia, la quimioterapia o, incluso, otro tipo de fármacos dirigidos a dianas terapéuticas, que son los que actúan sobre las células tumorales evitando afectar a las sanas. Sin embargo, todavía no existe ningún tratamiento que garantice que el tumor no vuelva a aparecer y, por ello, el seguimiento médico adquiere gran importancia.

El seguimiento después del cáncer permite detectar a tiempo posibles cambios en la evolución de la enfermedad, controlar los efectos secundarios o complicaciones tardías de los tratamientos, si estas aparecen, y diagnosticar de forma precoz nuevas lesiones. Para que sea eficaz debes tener en cuenta las recomendaciones médicas y prestar atención e informar a tu médico sobre los síntomas o cambios que observes en tu estado de salud.

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